lunes, 15 de octubre de 2012

INTERFERENCIAS (16)

-¡Hola! – Puso su mejor sonrisa a la pareja- ¿Puedo ayudaros en algo?
Los dos sonrieron y le dijeron en un castellano teñido con acento inglés americano que solo estaban pegando una vista a los cuadros.
- ¡Son preciosos!- Ella parecía encantada con un cuadro en especial. Una fantástica puesta de sol que Laura había pintado hacía solo tres días, en la que el color carmesí daba a la estampa una ambientación casi mágica.- ¿Cuánto cuesta este cuadro?
- Treinta euros. Una ganga, porque es una imagen muy especial. No se puede encontrar en otro lugar de la isla, nada más que donde se pintó. Y no suele verse una puesta de sol tan bonita…
- ¡Fantástica, desde luego!- Añadió él.- Nos la quedamos, pero… ¿La ha pintado usted?
- No, me temo que no tengo yo esa especial cualidad para plasmar así las imágenes. Es obra de mi pareja, Laura. – No parecía que hubiera nada extraño en esta pareja, finalmente. Era una situación de lo más normal, que se repetía varias veces a lo largo de la jornada. Pero aún así, se sentía extraño en su presencia.
- ¡Me encantaría conocerla! ¿Está por aquí? – La joven parecía entusiasmada. – Me gustaría que lo dedicase en la parte de atrás.- Se acercó a Isaac, como para contarle un gran secreto. – Se trata de un regalo para mi suegro, y seguro que se emociona con una dedicatoria de la artista.
- Bueno, ha salido a comer, pero si esperan un momento, vendrá enseguida. – Ese sentido de la urgencia crecía en su interior, y la sensación de alarma le hizo tomar una decisión rápida. – O mejor, está ahí mismo, en la plaza. La llamo y se acercará enseguida. Si hacen el favor de esperar…
Avisó a Juani, la chica que tenía un puesto de tés e infusiones delante de su parada, y con un gesto y una sonrisa, se despidió de sus clientes y les prometió que volvería en menos de dos minutos.
En cuanto dio la vuelta a la esquina, se paró un momento y oteó oculto en ella. La pareja continuaba mirando el cuadro con atención, pero… Él cambió su cara y cogió el móvil. Realizó una llamada, mientras ella rebuscaba algo en el bolso. Podría ser el monedero. O un arma.
Llegó hasta donde esperaba Laura, tomando una clara y charlando animadamente con Sebas.
- Hola pareja.
- Hola, cariño. Llegas a tiempo, me contaba Sebas que…
- Sí, llego a tiempo, pero tenemos que irnos. Me ha llamado Jauri, diciendo que tenemos un escape de agua en casa. Lo siento Sebas, tenemos que irnos corriendo, antes de que se estropee todo… ¿Podrás hacernos el favor de recogerlo todo? Dejándolo tras la parada, bastará. Luego pasaré yo a por todos los trastos.
- Hombre, claro, faltaría más.
Laura cambió su cara. Ese era el código que se habían puesto para determinar que les habían localizado. Tenían que salir de allí rápidamente. Ya vería después si era cierto o solo una falsa alarma.

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