Más que
escuchar el disparo, sintió un golpe en el hombro derecho. No sintió el dolor
inmediatamente, pero fue consciente de que Catherin le había disparado por la
espalda. Instintivamente, se dejó caer hacia delante, buscando esquivar una
posible segunda bala. Cayó rodando por el suelo, acusando el impacto contra el
duro cemento, además del creciente escozor en la zona alcanzada por el disparo.
Tampoco fue
consciente de que algo pasaba sobre ella a una gran velocidad, creando una
corriente de aire que le dio el aire que
necesitaba para seguir consciente. Una sombra, algo rápido, que subía por las
escaleras.
Fue
consciente del grito de la mujer y de un nuevo disparo, seguido de un gemido
apagado abruptamente y del sonido de la carne desgarrándose. Los sonidos de la
garganta de Catherin fueron apagándose y sintió algo más, algo oscuro, que se
movía en lo alto de la escalera. Algo que estaba poniendo fin a la vida de la
mujer que le había disparado.
Lo siguiente
que sintió fue la oscuridad inundando su cabeza, privándola de la consciencia.
-¡¡NO!! – Se
despertó sudorosa y alterada. Se encontró sentada en la cama, la que compartía
con Isaac desde hacía varios meses. El dolor de su hombro le devolvió de golpe
a la realidad y miró a su alrededor.
Su habitación
estaba completamente desordenada. Parecía que alguien había sacado toda la ropa
de los cajones. El armario estaba abierto, y en él solo pudo ver un par de
armas. El resto había desaparecido. En la mesilla había una botella de agua y
un vaso a medio beber.
Nada más.
Se sintió
agotada, dolorida y confusa.
Recordaba,
entre neblinas, a la dulce pareja americana, sus sospechas y el disparo a
traición. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente? Y, sobre todo, ¿dónde estaba Isaac?
Un ruido en
las escaleras le puso en alerta. Isaac entró como un vendaval a la habitación.
- ¡Laura!
¡Estás despierta! – Le abrazó con firmeza pero con delicadeza y la besó con
ternura. – He estado muy preocupado. No sabía si ibas a despertar ya o si
tendría que llevarte en brazos hasta el coche.
- ¿Al coche?
Pero… Isaac… ¿Qué ha pasado? ¿Dónde vamos?
- Nos vamos,
mi amor. Nos han descubierto. He retrasado todo lo posible nuestra partida para
que tuvieras fuerzas, pero no podemos esperar más. No tardarán en llegar y
tenemos que estar lejos de aquí. Tendremos nuevas identidades y podremos pasar
desapercibidos de nuevo.
- Pero… - Su
cabeza seguía perdida, confusa. - ¿Qué ha pasado con… Catherine y … como se
llame…?
Isaac le
cogió la cara con las dos manos y la miró con fijeza a los ojos.
- Ya no
están, ¿vale? Ya no son un problema, pero tenemos que irnos. Vendrán más
agentes, y no podremos frenarlos. ¿Lo comprendes?
Sí, claro que
lo comprendía. Finalmente, los había matado, tal y como habían planeado desde
el principio. Tenían un protocolo para esto. El sótano era un lugar tranquilo y
amortiguaba el sonido de los disparos. Esperaban no tener que utilizarlo nunca
para eso, pero estaban preparados para hacerlo.
Pero, sin
embargo, lo que había visto… Mejor dicho, sentido, cuando luchaba por mantener
la consciencia… ¿Qué había pasado realmente?
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