viernes, 19 de octubre de 2012

INTERFERENCIAS (20)



Más que escuchar el disparo, sintió un golpe en el hombro derecho. No sintió el dolor inmediatamente, pero fue consciente de que Catherin le había disparado por la espalda. Instintivamente, se dejó caer hacia delante, buscando esquivar una posible segunda bala. Cayó rodando por el suelo, acusando el impacto contra el duro cemento, además del creciente escozor en la zona alcanzada por el disparo.
Tampoco fue consciente de que algo pasaba sobre ella a una gran velocidad, creando una corriente de aire  que le dio el aire que necesitaba para seguir consciente. Una sombra, algo rápido, que subía por las escaleras.
Fue consciente del grito de la mujer y de un nuevo disparo, seguido de un gemido apagado abruptamente y del sonido de la carne desgarrándose. Los sonidos de la garganta de Catherin fueron apagándose y sintió algo más, algo oscuro, que se movía en lo alto de la escalera. Algo que estaba poniendo fin a la vida de la mujer que le había disparado.
Lo siguiente que sintió fue la oscuridad inundando su cabeza, privándola de la consciencia.

-¡¡NO!! – Se despertó sudorosa y alterada. Se encontró sentada en la cama, la que compartía con Isaac desde hacía varios meses. El dolor de su hombro le devolvió de golpe a la realidad y miró a su alrededor.
Su habitación estaba completamente desordenada. Parecía que alguien había sacado toda la ropa de los cajones. El armario estaba abierto, y en él solo pudo ver un par de armas. El resto había desaparecido. En la mesilla había una botella de agua y un vaso a medio beber.
Nada más.
Se sintió agotada, dolorida y confusa.
Recordaba, entre neblinas, a la dulce pareja americana, sus sospechas y el disparo a traición. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?  Y, sobre todo, ¿dónde estaba Isaac?
Un ruido en las escaleras le puso en alerta. Isaac entró como un vendaval a la habitación.
- ¡Laura! ¡Estás despierta! – Le abrazó con firmeza pero con delicadeza y la besó con ternura. – He estado muy preocupado. No sabía si ibas a despertar ya o si tendría que llevarte en brazos hasta el coche.
- ¿Al coche? Pero… Isaac… ¿Qué ha pasado? ¿Dónde vamos?
- Nos vamos, mi amor. Nos han descubierto. He retrasado todo lo posible nuestra partida para que tuvieras fuerzas, pero no podemos esperar más. No tardarán en llegar y tenemos que estar lejos de aquí. Tendremos nuevas identidades y podremos pasar desapercibidos de nuevo.
- Pero… - Su cabeza seguía perdida, confusa. - ¿Qué ha pasado con… Catherine y … como se llame…?
Isaac le cogió la cara con las dos manos y la miró con fijeza a los ojos.
- Ya no están, ¿vale? Ya no son un problema, pero tenemos que irnos. Vendrán más agentes, y no podremos frenarlos. ¿Lo comprendes?
Sí, claro que lo comprendía. Finalmente, los había matado, tal y como habían planeado desde el principio. Tenían un protocolo para esto. El sótano era un lugar tranquilo y amortiguaba el sonido de los disparos. Esperaban no tener que utilizarlo nunca para eso, pero estaban preparados para hacerlo.
Pero, sin embargo, lo que había visto… Mejor dicho, sentido, cuando luchaba por mantener la consciencia… ¿Qué había pasado realmente?

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